Estando a mil kilómetros de casa, recordé a mi playa de El Pinar: sus dunas, su movimiento. A esa playa que respira, vibra y no deja de cambiar. A sus pinos, que se mantienen inmóviles viendo pasar entre sus raíces las dunas en su trasiego.
La magnitud de los incendios forestales en los últimos días nos debería llevar a una reflexión un poco más profunda que la simple adjetivación de los mismos, o buscar responsables y nada más. Los incendios son la consecuencia de un modelo de producción y de inadecuados controles de seguridad.
En el freno de los incendios de estos días el rol de la comunidad tuvo un protagonismo importantísimo. El accionar de los vecinos fue muy destacado en Neptunia que, como si fuera un camino de hormigas, cientos de jóvenes en un multitudinario pase de mano hacían posible llegar el agua hasta el borde del incendio, en Parque del Plata y Fortín convocados por las redes brigadas de vecinos se sumaban para dar una mano.
Sobre las 15:00 hs del día Jueves 30 de Diciembre en el km 43 de la Ruta Interbalnearia se desató un importante incendio que afecto a más de 1000 hectáreas. Gracias al trabajo de vecinos y vecinas organizados más la actuación de destacamentos de bomberos se logró contener el avance del fuego hacia las casas.
En estos últimos tiempos, defensoría de vecinas y vecinos, legisladores nacionales y departamentales han intentado generar normas para el uso de la pirotecnia. Es sabido que la utilización de este tipo de pirotecnia genera tres tipos de consecuencias: consecuencias de tipo ambiental, consecuencias para la salud humana en diversas formas y consecuencias para el bienestar animal.
Nuestro entorno natural está delimitado por la desembocadura de dos arroyos, el arroyo Carrasco y el arroyo Pando. Ambos muy diferentes y con historias muy distantes. En este artículo, los invitamos a conocer el que se ubica más al este: el arroyo Pando.