De visitantes en el Centenario

04.03.2023 Texto y fotos: Juan Oliveras y Carlos Schiaffarino

Nos metimos en el corazón de Cuatro Cuervos, la banda de rock que levanta vuelo desde Ciudad de la Costa. Llevan ya algunos años en la escena local del rock (2018) y tuvieron la oportunidad de ser la banda soporte de los legendarios Guns and Roses.

aunque dicen que fueron al show con una actitud de trabajo, se sintieron «como un barco pirata ante toda la armada inglesa». Salieron sin un agujero en el casco e hicieron vibrar y divertir a un estadio Centenario colmado.

A días de ese show, Transversal los visitó en la sala de ensayos, allí donde fluyen, hacen música y se divierten, este grupo de amigos que integran Kairo Herrera (voces y guitarra), Héctor Chino Sequeira (guitarra), Álvaro Mederos (bajo) y Daniel Pelado Di Lorenzo (batería).

Transversal.uy— Sabemos que ya llevan un tiempo tocando juntos. ¿Los junta la amistad, el compartir los mismos gustos musicales? ¿Cómo se junta la banda?

Chino— En realidad todos somos amigos, y esto surge un poco de la escisión de lo que fue La Galponera y, después, Sismo, donde estaba el pelado con Juan Marcelo que tocaba el bajo, Kairo y yo que andábamos en la vuelta también, con ganas de hacer música, fue que nos juntamos en setiembre de 2018. Ahí arrancamos, cambiamos la formación, estuvo Gabriel Federico, el Sapo, como bajista.

Kairo— El bajista de los Rockadictos.

Chino— Exactamente. Gran músico y amigo. Y las cosas del destino quisieron que nos juntáramos con nuestro querido Alvarito, con el que ya habíamos armado, en su momento, varias bandas, junto con Kairo también en Caballo Loco. Veníamos muy relacionados, tanto en la música como en lo personal.

Kairo— Una especie de promiscuidad música, una cosa de volver y abandonarse.

Transversal.uy— ¿Qué influencias tiene cada uno de ustedes cuando tocan sus respectivos instrumentos, y también Kairo, en cuanto al estilo de cantantes que te gustan?

Kairo – No sé si tengo influencias, pero sí modelos de cantantes; uno es Jaf.

Chino— Bien cerquita, acá cruzando el charco…

Kairo— Me gusta mucho David Coverdale, Jean Guillan, David Guilmour, Roger Waters. Trato de ponerle diferentes colores a la voz dependiendo del tema. Y ahí todo lo que uno escuchó en la vida lo ayuda, a impostar la voz, cantar es actuar. Una de las características que defendemos es que somos una banda que tiene canciones que tienen letras para transmitir. Cantar es actuar y, entonces, desde mi lugar como cantante de esta banda, trato como de acompañar con la voz lo que se está diciendo.

Transversal.uy— ¿Quién compone las letras de las canciones en la banda?

Kairo—En realidad componemos los cuatro y la base de composiciones somos Daniel y yo, porque me encontré no solamente con un gran músico y compositor, sino con un gran redondeador de ideas, un gran escritor también. Hacemos un buen equipo, pasamos noches enteras tocando, componiendo, de hecho, me cambia las canciones, porque claro, tengo un problema, porque escuché mucho folclore en mi vida y me dice «a ver cómo te sacamos el rebenque de la mano y le ponemos rocanrol a esto» (risas).

Transversa.uy— ¿Cómo componen? ¿En qué se inspiran para componer?

Chino— Es comprometedora esa pregunta… (risas). Creo que un poco de todo, un poco de vivencias personales, amigos, seres cercanos y vivencias ajenas que uno ve.

Kairo — Historias inventadas también Por ejemplo el Chino en su composición es un tipo muy rockero, súper rockero. Los temas más rockeros que tenemos los trajo él y yo siempre digo que tiene mucha cosa de Backhouse, de Pink Floyd, pero todo traído a tierra, manejas figuras para traerlas a tierra. Por ejemplo, el Pelado, una vuelta, tratando de ordenar un tema del Chino que ya estaba hecho dice: «¿De qué quiere hablar este loco? Y yo le dije: «Mirá, quiere hablar de esto, esto y esto», y, con la letra que él trajo, no le tocamos nada, barajamos, dimos de vuelta y ordenamos todo.

Chino— Eso que acaba de contar Kairo es como el espíritu de la banda, es eso, interpelar al otro con lo que trae, en una de sinergia, de crecimiento y de aporte, no porque sí. Y uno a veces ve en esas frases, «¿qué querés contar acá?, ¿de qué querés hablar? Y ahí como que decís «vamo´ a laburar». Arrancó como una idea, pero, el noventa por ciento es laburo.

Kairo— Pero hay otra cosa muy importante acá. Si bien todos tenemos nuestro ego, un artista es un ególatra que quiere pararse arriba un escenario, que quiere que lo aplaudan, que aplaudan lo que escribe, nosotros somos conscientes de que la que manda es la canción. Es decir, nadie busca imponer su idea, porque la idea de uno puede llegar a estropear una canción también. Entonces escuchamos y también aceptamos lo que dice el otro, porque queremos que la que luzca sea la canción, no el nombre de uno atrás de ellas. Es lo que más nos importa. Por eso creo que también no son temas, eso no lo definimos nosotros, sino colegas nuestros, son canciones.

En la sala de ensayo

Lo que queremos es cercanía

Nos encantaría tocar en algún festival para la gente de acá.

hacer algo en el anfiteatro. Invitar dos o tres bandas más de las que nos invitaron a nosotros, para armar un lindo show en la Costa.

Transversal.uy— ¿Cómo se llevan con las nuevas formas de consumir música por parte del público, en este cambio que se ha dado en los últimos tiempos, donde la gente ha pasado de comprar discos a escuchar música en plataformas digitales?

Álvaro— Y… a eso te tenés que adaptar. No hay otra. Es adaptarte y chau. No podés seguir concibiendo las cosas como hace veinte años. Hoy las plataformas mandan y las redes mandan, va por ahí. No es que vas a componer todavía, pero otras bandas en el mudo componen para Spotify.

Chino— Es que las plataformas arman bandas también.

Transversal.uy— ¿Y qué significado le dan a tocar en vivo?

Kairo— Los recitales nos encantan; a nosotros tocar en vivo es lo que nos motiva.

Álvaro— Eso te divierte y te hace compartir momentos. No hay muchas oportunidades de compartir momentos, hay un asado que está pendiente desde hace no sé cuánto…

Chino— De hecho, parece medio irónico, pero no tenemos un disco editado. Tenemos las canciones para un disco, pero no hemos editado un disco, no hemos grabado un disco, pero sí lo hemos tocado, por suerte, un montón de veces.

Álvaro— Pero eso de grabar esta bueno, porque te redondea lo que tenés, te lo redondea y te lo deja en un lugar. Ya está ahí, punto. Pasás a otra cosa. Podes escalar un poco.

Kairo— Grabar es un privilegio también, poder escucharte desde otro lugar. De hecho, yo pienso que nos perdimos el lugar del disco físico que todo artista quiere tener. Estamos a tiempo del vinilo, pero es muy caro.

Chino— Sin copias… El vinilo…uno para prestarlo… (risas).

Kairo— No, pero cualquiera de los cuatro ha aceptado. Bueno… Álvaro es un tipo que tiene un pensamiento mucho más aggiornado que nosotros tres que somos más milenials.

ÁlvaroMilenials, pero del milenio pasado… (risas).

Kairo— Nos adaptamos a lo que es. Si esa es la forma de trabajar, es la forma de trabajar. Hubo una revolución industrial y las cosas cambiaron, y los artistas, antes, iban de boliche en boliche tocando sus canciones y las repetían. Y ahí apareció el disco, otro día, apareció el cassette, otro día apareció el cd

Chino— Y otro día desapareció todo eso… (Risas).

Álvaro— Hoy, el concepto de disco está un poco perdido, si no es algo conceptual que agrupe, antes el disco agrupaba canciones, acá hay un disco que agrupaba diez o doce canciones y listo. Ahora, si querés agrupar canciones, tenés que hacer canciones que se agrupan por algún concepto, por algo que las une; si no, son canciones en una plataforma. Y aparte las difundís así, de a una.

Transversal.uy— De todas formas, ustedes quieren sacar un disco.

Kairo— Me encantaría poder sacar un disco, pero ahora lo que podes sacar es un vinilo, no tiene mucho sentido sacar un cd en estos tiempos.

Álvaro— O el disquito en la plataforma, que es: de acá hasta acá, siete temas con una foto; y, de acá hasta acá, con otra.

Chino— Estamos un poco corriendo a contrarreloj en ese sentido, porque estamos con varios toques por delante y con varias cosas grupales de composición. Con decirte que aún no hemos podido hacer el asado post… Desde que retomamos digamos y la idea ahora es matizar un poco entre los toques en vivo que se están proyectando, alguno en verano también y el estudio para, justamente, poder subir ese material, que eso también está bueno, porque antes existía el cassette pero no existía la nube y escucharlo gratis cuando quieras, ponerlo en tu playlist y todo eso.

Kairo— Está bueno porque no tenés que rebobinar y todo eso.

Chino— Llegas a todo el mundo…

Transversal.uy— ¿Cómo ven a la industria del rock en estos últimos años? Hubo un auge de este género en los noventa y principios de los 2000 gracias al que surgieron muchas bandas y grandes festivales que agrupaban a los seguidores de este tipo de música.

Kairo— Yo creo que ahora la gente escucha lo que le gusta, lo que le llama la atención, creo que va por ahí, nosotros somos de una época de tribus muy marcadas. Hay tribus todavía, pero no están como antes, ahora las personas escuchan lo que les gusta.

Chino—Fíjate ahora, por ejemplo, algo que llama la atención. En marzo se hace el Lollapaluza en Argentina, y tenés desde Rosalía en cartel hasta bandas de grunge y rock. Está todo ahí, entra todo. Es raro, ¿no?

Kairo— ¿Y vos sabes una cosa?, no está mal. Yo me acostumbré y me parece que está bueno. Tuve la posibilidad de presentar un Antelfest, estaban mezcladas las bandas de rock y bandas de cumbia con Daniel Viglietti cuando estaba vivo y la gente lo disfrutó mucho, fue un éxito. Ahí fue como que cambié un poco el chip. Yo siempre fui medio ortodoxo —iba camino al viejo loco ¿no? (risas)— y esa experiencia me cambió la cabeza, la comunidad de gente que se movía, terminaba Daniel Viglietti y la gente se iba moviendo y venían los que querían escuchar a Valeria Britos y se movían y venían los que querían escuchar a Trotsky, tremenda convivencia y sonó bárbaro.

Transversal.uy— Y eso también puede ser un poco producto de las plataformas, la gente que se acostumbró a consumir música un poco de esa forma, empezó a hacerlo también en los festivales…

Álvaro— Y está bueno que estén todos ahí, en un toque solo…

Kairo— Yo creo que también un poco en ese sentido nos dejamos influir por los argentinos. Yo aprendí con el tiempo que el público argentino que escucha La Renga, se muere con unos temas de Karibe con K, por ejemplo…

Álvaro— Si te miras a vos mismo te pasa igual…yo cuando me aparece Rosalía en el Instagram me re cuelgo.

Pelado— Ta, pero ese mismo tipo no iría a ver a Karibe con K solo. Si se lo encuentra en el mismo lugar, lo ve y lo disfruta.

Chino— Lo que pasa es que refleja un poco eso de las redes, las plataformas y las playlist.

Álvaro— En vivo pasa otra cosa. La música puede ser un cincuenta por ciento, y hay otro cincuenta por ciento que no es la música ni la canción. Sin ir más lejos, a nosotros nos pasó el otro día en el estadio. Estábamos como locos nosotros, nadie conocía nada, nadie conocía las canciones, nos escuchaban por primera vez, nos veían por primera vez. La gente estaba copada, aplaudieron, apoyaron y se divirtieron. Yo creo que esa diversión es el otro cincuenta por ciento. Capaz que, si haces una canción que no gusta, no tenés esa devolución. Pero no es solo la canción, la canción no la conocía nadie.

Kairo— El domingo que tocamos en el Centenario lo que nos pasó fue que todo el equipo que fue se sorprendió de la predisposición que había para escuchar, no para escucharnos a nosotros, para escuchar. Y viendo los cincuenta mil videítos que nos llegaron a todos, creo que lo que la gente vio fue una banda honesta del género, pero que además tiene algo para decir. Son letras escritas por tipos de cuarenta y pico y cincuenta y pico de años… Hay vivencias, y muchos fracasos también, y creo que de ahí fue como que nosotros en ese momento estuvimos como en una gran red, ya que están hablando tanto de redes. Y salió redondo.

Transversal.uy— Si bien era una gran oportunidad para ustedes ser soporte de una banda legendaria como los Guns and Roses también era arriesgado…

Alvaro— Es que nadie te fue a ver a vos… Y nos convencieron ellos porque después de la primer canción, los ves que saltaron, que aplaudieron y se divirtieron. El segundo tema ya es todo disfrute.

Kairo— Yo lo empecé a disfrutar desde el primer momento cuando, como cantante, me toca saludar…

Álvaro— Es el ida y vuelta. El otro cincuenta por ciento es el ida y vuelta. Tenés la canción, pero si no hay ese ida y vuelta…

Pelado— Hacés la primera canción y en la segunda pedís palmas y hacen palmas y la tercera ya está… Se juntó… Es una cosa sola.

Álvaro— Es un entretenimiento, te divertís vos y me divierto yo ahí arriba. Nos divertimos juntos.

Kairo— Es más, y esto no es soberbia, creo que es lo que sentimos los cuatro.

Pelado— Nos podía haber pasado al revés…

Kairo— Pero no nos pasó, no sentimos que teloneamos una banda, no sentimos que teloneamos a nadie, es más, creo que ninguno de los cuatro nos interesaba conocer a ninguno. Lo que queríamos era esa oportunidad. Podían ser los Guns, podía ser José Luis Perales, no importaba quién fuera, y lo que pasó desde el primer tema es que sentimos que el toque era nuestro. Y, como dice el Pelado, fue de ida y vuelta. La gente nos hizo sentir eso, y eso estuvo divino. Creo que tiene que ver con la honestidad también, con la honestidad que tenés ahí arriba, por ejemplo, gente que estaba en el show me decía: «Querías poner cara de rockero y no podías, tenías la sonrisa de oreja a oreja». Miraba a mis compañeros y estábamos todos iguales, todos felices. En el final del toque, hay un video tomado de abajo, en el que hacemos la última nota, cuando vos terminás y el Chino se va para atrás a agradecerle a los emisarios y yo dije «¡Pa… qué bueno! Disfrutó también…

Chino— Igual, es justo decir, como Kairo contó, fue un equipo que fue a laburar y eso hizo la diferencia, porque tener al pelado Gustavo Robertoni ahí en la consola de sonido hizo que todo lo que se vio ahí arriba del escenario saliera poderoso, claro.

Kairo— Hugo Fuselario, Iván gente que labura muy bien en esto, El «Balde», el «gitano» nuestro mánager, que fue a hacer de custodia nuestro.

Chino— Y otra cosa que tuvimos fue mucha suerte. Es justo decirlo, porque en el transcurrir de la tardecita, noche, pasaron varias cosas. Nosotros íbamos a tocar más temprano, era de día, no había tanta gente, se empezó a atrasar todo por la organización y empezó a entrar más gente, empezó a hacerse de noche, la onda con los técnicos, tanto con los gringos como con los de acá era la mejor y como se fue armando todo, no había una tensión, no había nada, si bien era todo muy estricto, todo eso como que conspiró… Y la gente que estaba muy ansiosa también, fue todo eso.

Álvaro— Toda la previa estaba llena de incógnitas, fueron pasando cositas, una… después la otra…

Chino— Lo único que sabíamos era que entrábamos a la una al estadio.

Álvaro— En el show nuestro hablaste con la gente, gritaban «Pelado, Pelado, Pelado». En la previa pensaba: «Nos van a hacer tocar, tac, tac, tac y para afuera», pero hubo tiempo. Cómo hicimos todo en media hora, no sé.

Pelado— Las canciones que llevamos eran 29 minutos.

Álvaro— La cabeza era ir viendo qué pasa, portarnos bien e ir avanzando, si nos dejaban, filmar, no filmar. Integrar también a nuestros seguidores por las redes previo al toque la noche anterior anunciando que íbamos a tratar de mostrar todo lo que pudiéramos desde atrás del escenario. Ahí hicimos algunos vivos…

Chino— Y había restricciones, por ejemplo no había prensa acreditada ni nada.

Álvaro— Pero había muchas restricciones que después no fueron tales. La onda era buena y, al final, nos dejaron hacer cosas, mandamos vivos y cosas que estuvieron buenas porque lográs compartir.

Chino— De hecho, el técnico, el road mánager, el mánager de toda la parte del escenario de la gira de Guns and Roses, un tipo chiquitito, todo tatuado, hubo una instancia en la que nos quería conocer, qué hacemos cada uno. A priori decís: «Este debe estar pensando no me arruines la fiesta que ya tengo todo programadito para los Guns», pero, sin embargo…

Kairo— Nosotros fuimos con una actitud muy de trabajo, muy de agüita, estábamos concentrados en eso, de hecho yo digo que éramos como un barco pirata contra toda la armada inglesa y salimos sin un agujero en el casco y el piloto era el pelado Robertoni, el sonidista fue el que manejó el barco y nosotros a los cañonazos desde ahí arriba… (Risas).

Pelado— Es justo decir que la gente que llevamos de escenario, como Hugo, como Gonzalo, como Iván, es estrictamente profesional, nos decían: «Tenés diez minutos para hacer eso» Nosotros subimos y tocamos.

Chino— Ahí también tuvimos suerte, porque podrían haber estado fuera del país, el Pelado, que es el sonidista de la Trotsky en vivo, Hugo también…y lo armamos en cinco días. Estaba para nosotros.

Kairo— Nosotros tenemos nuestros equipos, pero son equipos de boliche, y el Chino me llama cuatro días antes y me dice: «Bo, no podemos tocar con nuestros equipos, es un escenario muy grande», y bueno, llamé a un amigo, Rafael Lezama, que tiene una empresa de backline, con quien tenemos una amistad y que sabe que cuenta con mi trabajo como locutor o lo que fuera y nos prestó todo, o sea, eso también es agradecimiento.

Chino— Abrió el catálogo y nos dijo «Elijan, muchachos», y yo dije: «Bueno, quiero esto para vos, esto para Alvarito, esto para mí…». El Pelado pidió su batería porque tenía para elegir, no habíamos tocado nunca con ellos tampoco.

Kairo— En ese sentido fue muy uruguayo, en el buen sentido del término, cuando vos le pedís una mano a los amigos y te la dan, es como cuando se te queda el auto en la rambla y un perfecto desconocido se baja a empujarte… Con la diferencia de que eran amigos.

Transversal.uy— ¿En algún momento de sus vidas fueron fans de Guns and Roses?

Chino— En los noventa, el Apettite for Destruction, vos mirabas y no sabías quién era el cantante ni el guitarrista, pero, como sonido, te generaba de ver a una banda levantando la bandera de míticas bandas que siempre nos gustaron, desde Led Zeppelin, Black Zabbath, Van Halen, estaba como todo ahí, pero nuevo.

Pelado— Era el aire nuevo de toda esa generación.

Kairo— El rock de pelo largo venía cansado y repetido, muy repetido, hasta Maiden se estaba repitiendo, Ozzy se estaba repitiendo y Kiss que a mí me encanta también. Yo me acuerdo de que un día en el programa de Carbone presenta a esta banda nueva, y el tema era «Welcome to the Jungle». Fue la primera vez que la escuché y dije: «¡A la mierda!» y, sin ser fan de los Guns, el Apetite for Destruction es de los pocos discos que te escucho entero. Mirá, me encanta The Cult, pero a veces me salteo algún tema, a veces se pone muy místico, pero este disco de los Guns, especialmente, es uno de los pocos que escucho entero.

Pelado— El problema de Guns and Roses es que por la edad que tenemos nosotros, que nos agarró con diecisiete, dieciocho años… Y, si ya venías rockeando, eso queda prendido. Por lo menos queda. Si bien yo tengo solo dos discos, los dos primeros, eso queda.

Kairo— Fue lo mismo que hizo Nirvana en su momento también. Aparece con una estética anti heavy metal y me rompió la cabeza, esto es nuevo, es Sting… Cantaba medio parecido, nítido. Era una cosa rarísima, y esas bandas son bandas que, quieras o no, después a la hora de componer, alguna gotita de eso te desborda.

Chino— Y no te olvides de que era la época de los videoclips, y los veías y decías «¿Quiénes son, qué es esto?», era atrapante.

Transversal.uy— Cuándo tocan en vivo, ¿trabajan el concepto de «show»?, ¿tienen partes guionadas o solo suben, improvisan y hacen música?

Chino— El actúa, el improvisa, yo hago lo que puedo (risas).

Álvaro— Pero ponete del lado del público. Es eso también y es mucho. Le puede pasar por arriba de la canción, le puede pasar por arriba a la música.

Pelado— Yo creo que sería buenísimo poder desarrollarlo, pero el noventa por ciento de las veces tocamos en escenario chicos y es muy difícil.

Kairo— Yo siempre presté mucha atención a eso, por ejemplo Paul Stanley es uno de los cantares de Kiss, es un maestro en eso, Robert Plant también, un loco que trasmitía mucho con el cuerpo en su momento. El género te exige también una expresión corporal, que en realidad en el caso nuestro el otro día fue totalmente improvisada, éramos como cuatro pececitos de pecera que nos largan en el océano, es como cuando llevas el perro del apartamento a la playa ¿viste?, corre como loco (risas).

Chino— Igual es como dice Álvaro, la diversión y sentir genuinamente esa diversión fue lo que nos hizo gozar el otro día, de estar tan tranquilos y disfrutarlo.

Álvaro— Y en los shows chicos que tenemos también nos divertimos. Por más que no podes ni correr, ni saltar mucho porque le pegas al otro. Pero hasta ahora que era una de las cosas que yo buscaba cuando entré a la banda. Medio que lo encontramos sin buscarlo.

Pelado— Intuitivamente…

Álvaro— Intuitivamente, pero en los show chicos que hacemos, en el Shannon por ejemplo, hay interacción fuerte con la gente, de gente que hasta te agarra el micrófono y se ponen a bailar con Kairo y hay risas… «¿Cumplís años? ¿Te casas? Lo lamentamos mucho». Entonces eso está bueno. La gente se mete en el show. Genera una cosa muy linda.

Kairo— Nosotros lo que queremos, y en eso estamos los cuatro de acuerdo, es cercanía. Que el que va a verte te sienta cerca. Hablábamos de las letras por ejemplo. Yo estoy seguro de que hay algunas de nuestras letras que a alguien le va remitir cosas que le pasó, o algo que vio, y eso para nosotros es muy importante. Por eso te hablaba de un show honesto. Que lo que vea la gente es que esta gente me está haciendo un show de verdad, con lo que tiene en ese momento y con las ganas que tiene en ese momento.

Pelado— El domingo hubo un problema y es que la gente siempre espera que la banda soporte suene mal, porque por lo general de la banda soporte se espera eso. Y a nosotros nos pasó todo lo contrario.

Chino— Claro porque nos micronisamos y el Pelado se fue para la mesa de sonido. Arrancamos a laburar a la una cuando entramos y todos como que estábamos en la misma sintonía. No nos limitaron en el sonido, originalmente no había prueba de sonido, había check line, que es simplemente, «¿enchufaste?, ¿te suena?, Sí, suena…», pero no una canción, no probar nada, y terminamos haciendo una pruebita de unos quince minutos que ahí quedó armado el sonido que salió para afuera.

Kairo— Hay un tema que a nosotros nos ayudó mucho y es que venimos de muchos años de entrenamiento, de preocuparse de uno por el otro, habiendo estado juntos o no en bandas, pero tenemos ese pensamiento y que de repente terminado el show yo voy a buscar una de mis violas y Alvarito ya la llevó. Hay todo un espíritu de unidad y de solidaridad también, que tiene que ver con la amistad.

Chino— Es lo que sostiene un proyecto de este tipo a nuestra edad y sin, digamos, un lucro interesante. Si el nervio no es la amistad, nada, no estábamos acá charlando, es así. Es una fortaleza hacia adelante.

Transversal.uy— Volviendo a la banda, ¿dónde los va a poder ver la gente en los próximos días? ¿Tienen pensado hacer algún toque en Ciudad de la Costa?

Kairo— Yo le tengo unas ganas bárbaras al anfiteatro de Lagomar. Nosotros ahora tenemos tres shows por delante, uno que quizás sea en La Paloma el 3 de enero. Queremos meterle en el verano, porque en el verano la gente está más enchufada y hay otra apertura, y quiero ver porque además nosotros tenemos que devolver favores. Hemos teloneado a amigos que nos han invitado. Nosotros somos medio locales en Villa García, porque la vieja cada vez que hace el Moto Rock nos invita, Frankie nos ha invitado a tocar con él dos veces, gente que nos ha llevado a sus shows para darnos una mano para que la gente nos conozca. Ellos de por sí ya convocaban.

Transversal.uy— ¿Han tocado en la Costa?

Chino— Tocamos en el club Santa Ana, ese evento que cerraba La Tabaré, en Shangrilá.

Pelado— Nos encantaría tocar en algún festival para la gente de acá.

Kairo— Por eso te decía que tengo ganas de armar algo en el anfiteatro. Invitar dos o tres bandas más de las que nos invitaron a nosotros, para armar un lindo show en la Costa.

Transversal.uy— ¿Qué los llevó a los cuatro, venir a vivir a la Costa? ¿Qué vinieron a buscar?

Kairo— Yo vine atrás de él. Él vino primero (risas).

Transversal.uy— ¿Pero son de raíz montevideana o nacieron en Ciudad de la Costa?

Kairo— No. El Pelado no.

Pelado— Si, yo también. La Blanquedada. A los catorce, quince años me mudé para acá.

Kairo— Yo me mudé a los veintinueve.

Álvaro— Yo de toda la vida, pero de estudio y mis viejos laburos en Montevideo. Soy de viajar, pero vivo en Pinamar, siempre viví en Pinamar.

Chino— Y, buscando un poco esto. A veces uno piensa que queda poco, que es naturaleza, paz, tranquilidad, playa, otra vida. Es un montón de cosas. Hay un montón de eventos que te perdés y hay otros que los sufrís. De hecho, hemos tocado varias veces en el Shannon que es en la Ciudad Vieja. Remito a lo mismo. A la amistad, al estar defendiendo posiciones propias, y nos vamos a la Ciudad Vieja a tocar y volvemos acá.

Kairo— Viste que la Costa tiene una mística, yo laburo también en Montevideo y te preguntan por la Costa y yo les digo que la Costa lo que tiene es que yo a las cinco de la tarde quiero estar en esta ciudad, quiero estar en mi casa. Me quiero ir. Y en invierno tengo la estufa a leña y en verano tengo la playa.

Pelado— Yo no puedo, yo me imagino llegar a las siete de la tarde de laburar y sentir la frenada de ómnibus…

Kairo— No, me muero, somos de acá.

Transversal.uy— El tiempo de disfrute y de descanso que se obtiene en la Costa compensa muy bien el tiempo de viaje de ir y volver.

Kairo— Pero además tenés el premio. Pensás: «Yo dentro de un rato voy a estar en la playa pescando con mi compadre». Me saco las botas, me saco el jean, me pongo un short zaparrastroso y nos vamos a pescar. O a juntarnos. A mí me encanta juntarme con el pelado a componer, cuando sé que va a venir a mi casa y vamos a estar mano a mano con lápiz y papel y la guitarra, yo estoy todo el día pensando en eso. Y que es acá. Porque yo no sé si diríamos lo mismo si nos reuniéramos en un apartamento en el Centro. Salís, respiras un poco, sentís las ranas. Tiene otro sabor.

Instagram
WhatsApp