foto: © Gianni Schiaffarino

Uruguay en pospandemia

30.10.2021 © Daniel Parada

De esto que vamos a plantear solo tenemos dos certezas: la primera es que la pospandemia no se trata  de una nueva normalidad —como nos quiere hacer creer el gobierno de turno—. La segunda es el hecho de que cualquier escenario alternativo que planteásemos sería como escribir ciencia ficción, es por eso que no vamos a hacerlo.

Primer punto, desde el inicio de la pandemia en marzo, casi dos años atrás, se nos intentó hacer creer que nos encontrábamos en un camino involutivo de la humanidad y que el valor más cultivado debía ser la resignación. Esta resignación nos obligaba a aceptar los designios de aquellos que nos gobiernan con una actitud de soberbia pocas veces vista.

Se creó el Grupo Asesor Científico Honorario (gach), al cual se puso de pantalla, para justificar la toma de decisiones más absurdas, en muchos casos, observada, en cuanto a medidas sanitarias a tomar, llegando al extremo de jactarse de que, en pandemia, el gobierno le había ahorrado al Estado millones de dólares, en base a las a medidas tomadas; mientras que en el resto del mundo se invertía más y más en la salud. Esto le costó al Uruguay más de seis mil muertos, dentro de los cuales un gran porcentaje pudo ser evitable.

También se intentó justificar la aprobación de la luc, una ley ómnibus de 476 artículos que, por la gravedad de los temas que se planean, jamás debió ingresar con plazos especiales para su consideración. Su proceso de aprobación se convirtió en una actitud rupturista y autoritaria. Por otro lado, se promueve una ley de presupuesto con múltiples restricciones económicas en las áreas de salud, educación y desarrollo social. Con la consigna de nueva normalidad, lo que se pretende es que se acepte ideológicamente como si no fuera posible tomar otras acciones.

Por todo esto es que como segundo punto, creemos firmemente en que debemos hablar de una nueva realidad, en donde plantearemos salidas sostenibles para el Uruguay pospandémico. Lo debemos abordar desde el plano económico, social, sanitario y psicoemocional. Es preciso llegar a ese grado de integralidad para superar las secuelas que quedaron en la sociedad y no solo los problemas económicos financieros del país. 

Esta situación exige un abordaje multidisciplinario, donde el centro para el abordaje sea la sociedad y el individuo. No existe una nueva normalidad, porque no hay quien defina lo normal. Lo que existe es una nueva realidad a transformar entre todos. Recuperar el abrazo, la economía, la redistribución de la riqueza, volver al país de los avances en derechos de las minorías. Sin duda, es una nueva realidad: nuestro desafío es cambiarla para el bien de la sociedad uruguaya.

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