Conversamos con Sonia Misirián
Al cierre de un mes muy especial, Ciudad de la Costa cumplió su 27.º aniversario, el Municipio ha realizó innumerables actividades con el motivo de este nuevo cumpleaños de la ciudad: fiestas, inauguraciones, un concurso de cuentos, campeonatos de ajedrez, una paella solidaria, exposiciones, conciertos, entre otras. Tranversal.uy quiso entrevistar a la actual alcaldesa, Sonia Misirián, y no fue fácil.
11.11.2021 © Carlos Shiaffarino
La agenda de Sonia no tenía casi lugar, de todas formas, se hizo un espacio para recibirnos y conversar como una vecina más. Se puede decir que Sonia nació, se crió, trabajó y ahora construye los sueños de todos en esta ciudad. Entre especialidades armenias y algunos jugos fueron y vinieron las preguntas de Transversal.uy y las respuestas y comentarios de Sonia.
Transversal.uy: Sonia, este mes es un nuevo aniversario de la Ciudad de la Costa. Si bien este es su aniversario formal, la ciudad tiene una génesis que viene desde mucho más atrás. ¿Desde cuándo vivís en la Ciudad de la Costa? ¿Qué recuerdos tenés desde esa infancia?
Sonia Misirián: ¡Hola! ¿Cómo les va? Qué lindo poder hacer este intercambio y muchas gracias por la invitación a este nuevo espacio de comunicación para y desde nuestra ciudad. ¿Desde cuándo? En realidad, cuando yo tenía ocho años mis padres compraron los terrenos aquí en Lomas de Solymar. Lo que yo más recuerdo es que mucha gente les decía que esto era un desierto, que acá no había futuro, que era una locura. Bueno, era todo monte y lleno de arena, no había casi calles. Incluso familiares nuestros, que no estaban de acuerdo, que les parecía una locura que mis padres quisieran construir una casita acá en Lomas de Solymar.
Pasaron los años, se fue construyendo. Recuerdo que éramos catorce familias, nada más. Ya habían pasado tres años, yo tenía once. Juntábamos renacuajos en las cunetas, andábamos en bici, íbamos a la playa después de pasar algunas dunas. Había muy poquitas calles, avenida Italia era muy angostita y no muy buena.
Yo diría que vivo desde que se hizo la casa. Aunque vivíamos al principio en Montevideo, siempre los fines de semana veníamos. Yo tengo una hermana menor, y nosotras, ya cuando salíamos el viernes de la escuela, llegábamos a casa y ya estaban prontos los bolsos para venir. Y recuerdo que tomábamos el 214 o el 221, que eran los únicos medios de locomoción que llegaban hasta Parque de Solymar. Nos ubicábamos por “el sol de lata”, allí nos bajábamos y mi padre abría un gran plano de papel, una hoja inmensa que todavía conservo acá en mi casa, y mirábamos el plano para llegar correctamente al terreno. Yo estoy en Barlovento y Doroteo, que actualmente es Horacio García Lagos. Me acuerdo que atravesamos las dunas, cruzábamos las pocas calles que había, y demorábamos un montón en llegar a nuestro terreno; lo ubicábamos al reconocer dos árboles gigantes, que ya eran grandes, y sobresalían de los demás. Me acuerdo que plantamos dos pinos, que aún están frente a casa. De niñas, recuerdo lo lindo que era juntar piñas, ramas. Claro, no había televisión y menos celulares, disfrutábamos mucho al aire libre. Me acuerdo de que en verano dormíamos siempre con la puerta abierta, y muchas veces afuera, en unos catres que se armaban, en esas noches de mucho calor.
"Tengo muy gratos recuerdos del liceo de Solymar. De hecho, mi carrera docente se debe al ejemplo de docentes que tuve en el liceo."
Entonces también viviste tu adolescencia. Y de esa época ¿qué recuerdos tenés?
Mis primeros años de juventud los recuerdo en el liceo de Solymar. El liceo, en aquella época, estaba instalado en donde había sido una panadería. Después como creció se mudó al local de la Escuela N.º 141. De mañana funcionaba el liceo, y de tarde la escuela. Esos primeros años liceales fueron muy lindos. Hasta un momento que fue muy triste en nuestra familia, porque fallece mi papá en un accidente de tráfico en avenida Italia. Yo tenía quince años. Tuvimos que mudarnos para Montevideo a la casa de mis abuelos.
Hasta el momento, era precioso. Para ir al liceo nos pasábamos a buscar en bici, tocando las bocinas. Era una caravana de jóvenes que fue creciendo hasta ser más de quince. Salíamos desde Lomas hasta el liceo. Era muy divertido. A veces nos acompañaba mi papá u otro padre. Era una época divina. Tengo muy gratos recuerdos del liceo de Solymar. De hecho, mi carrera docente se debe al ejemplo de docentes que tuve en el liceo. También en recuerdo de mi maestra de 6.° año de escuela, que la realicé en Montevideo.
Esa etapa que vivimos en la casa de mis abuelos, igual veníamos seguido para Lomas. Nunca dejamos de venir. Nunca nos fuimos del todo, jamás. Cuando me casé, ¿a dónde me vine a vivir? A Lomas. Mi vida siempre estuvo vinculada a la Costa. Otro aspecto que recuerdo inolvidable de mi adolescencia eran los encuentros que todas las familias realizábamos en el club de Lomas, en la Comisión. Se hacía chocolate, se jugaba a las cartas, se hacían juegos entre las familias. Hasta que surgen las adoradas Multilomas. Si bien al principio no tenían ese nombre, todas aquellas instancias lúdicas llevaron a la creación de las Multilomas. Recuerdo que mis padres, junto a otros vecinos, fueron impulsores de todo aquello. Una etapa muy hermosa.
También recuerdo del año 73 cuando se crea la escuela de Lomas. Al principio no tenía terreno. Se hicieron gestiones con la intendencia, y comenzó a funcionar en el mismo club. Después, ya en el 75, se construye donde está hoy, y al principio eran solo tres salones, un baño y una cocina. Después creció muchísimo, y es una hermosa escuela, a la que adoro mucho.
"amo mi profesión. Me siento docente. Es lo que llevo en el alma, en el corazón. Es una tarea muy disfrutable. Y, además, si el trabajo se hace entre muchos, da resultados"
Ya que hablamos de las primeras escuelas de la ciudad, vayamos a tus estudios en magisterio. ¿Cómo fue estudiar en Montevideo y vivir “en la playa y el bosque de pinos”?
Mi vida profesional. Estudiar magisterio fue hermoso, sinceramente. Lo único que sufrí mucho fue que parte de mi carrera la hice en dictadura, y no era fácil. El tronco común era con el IPA. Por lo que muchas materias me servían también para el área de música. Después, la parte de música la terminé en un instituto privado. Mi primer trabajo fue en una escuela privada, acá en la de Lomas, en el año 81. Me acuerdo que un día al llegar a casa, encuentro debajo de la puerta una cartita. El director de la escuela pública me escribía, después de presentarse, que sabía que aquí vivía una maestra y que me necesitaba para una suplencia desde el 24 de abril al 7 de setiembre. Al otro día me fui para la escuela. Ahí me explican que era una suplencia por embarazo. Entonces me fui para Canelones, que en aquel tiempo significaba tomarse tres ómnibus. Ahí empecé en la escuela pública y me quedé con la parte de catequesis y música en la privada. Al año siguiente, increíblemente, tuve la enorme satisfacción de que cuando fui a elegir efectividad estaba la Escuela N.º 218. Yo no lo podía creer, a partir de ese día trabajé durante veinticinco años en esa escuela.
Luego hice el curso para dirección, y estuve en tres direcciones diferentes: la Escuela N.º 260 de Montes de Solymar, en la Escuela N.º 262 de Salinas Norte y me jubilé en la Escuela N.º 263 de Solymar Norte.
Toda una vida profesional… Contanos solo algunas de las historias que construiste en las escuelas.
Esta pregunta podría estar cien años para contestarla. Le voy a dar casi una primicia: yo había empezado a escribir un libro, que aún no terminé, cuyo título es Construyendo una escuela feliz. El nombre tiene que ver con lo que me sucedió en la Escuela N.° 263 de Solymar norte. Era habitual que hiciéramos asambleas los viernes en el patio con los niños para que ellos propusieran cosas. En una de ellas, yo les pregunté qué nombre querrían para la escuela. Y una niña de quinto levantó la mano y propuso Escuela Feliz. Todos, hasta los más chicos, empezaron a contar por qué para ellos su escuela era la Escuela Feliz. Lo votaron y hasta el mail sigue siendo «escuelafeliz263». Ahí me surgió la idea de escribir un libro.
Es que hay tantas anécdotas, pero si habrá. Las construcciones más lindas, y arranco desde la 218, son las que tienen que ver con los proyectos. En las escuelas donde trabajé, en cada proyecto participan todos los involucrados: los niños y niñas, ni que hablar el equipo docente, el equipo de funcionarios y funcionarias, la familia, hasta proyectos donde participaron abuelas y abuelos. Y muchos de ellos partiendo del área artística. Es que uno tiene esa impronta artística, y específicamente musical, pero también se daba el aporte de otras compañeras con otras miradas. La gran coincidencia fue que nos gustaba muchísimo partir del área artística, porque a través del arte los niños aprenden muchísimo, pero muchísimo. También, proyectos desde el enfoque lúdico, desde el juego, me acuerdo experiencias en la 218. Un proyecto fue las olimpiadas de matemáticas.
Cuando hablo de diferentes proyectos, voy recorriendo diferentes años y diferentes escuelas. Armando equipos con diferentes clases, intercalándolas. Mezclando diferentes franjas etarias. Desde los más pequeños a los más grandes.
Las anécdotas de los campamentos que realizábamos con diferentes grupos, ¡ay, por favor! Las anécdotas de los campamentos. Las salidas didácticas, los viajes escolares, las ventas de tortas fritas, de ropa, de ravioles, de las lasaña… Anécdotas y más anécdotas.
Recuerdo que en la Escuela N.º 263, en fechas de elecciones nacionales o departamentales, se amasaban unos 50 kilos de harina. Se hizo famosa como la escuela de las tortas fritas. Yo qué sé, tendría tanto para contar. En la escuela de Salinas, proyectos hermosos con las familias. En una oportunidad, nos presentamos al programa Diputado por un Día, y la ganaron los niños de sexto. Fueron al Parlamento y dijeron sus discursos.
Es tanto para recordar y contar. Lo más lindo de todo son los trabajos en equipo, son lo más maravilloso que hay. Y sobre todo si se trabaja con las ideas que plantean las niñas y los niños.
Lo mismo me pasó en la educación media, en secundaria. Porque también trabajé como docente en diferentes liceos, en donde hubo muchos proyectos y muchas anécdotas. Una enseñanza que tengo de toda esa experiencia es que los proyectos que tenían resultado eran los que venían de los propios jóvenes. Si tendremos que aprender los adultos. Cuando me jubilé, tomé la dirección de la primera infancia en la Ciudad Vieja, lo que me generó muchos viajes, pero también muchas nuevas experiencias.
Como ves, yo amo mi profesión. Me siento docente. Es lo que llevo en el alma, en el corazón. Es una tarea muy disfrutable. Y, además, si el trabajo se hace entre muchos, da resultados.
"Sueño con que sea una ciudad disfrutable, digna de disfrutar. Que cumplamos con todos los objetivos, con los deseos de toda la gente. Que logremos seguir avanzando con mejoras y cambios que ya vienen de gestiones anteriores."
Y bueno, hablando de proyectos, de involucrar a todos, de resultados, ahora como alcaldesa, ¿qué proyectos o que cambios se han producido en este corto tiempo de gestión?
En cuanto a cambios, si bien hay muchas cosas que venimos continuando lo que se venía haciendo en administraciones anteriores, en otras hicimos cambios. Nos ajustamos mucho a las competencias que tenemos como Consejo Municipal. No sé si es cambio o no, pero algo que sí estamos haciendo, porque es nuestro compromiso, es escuchar a las vecinas y vecinos. Recibimos a todo el mundo.
Con el tema de la pandemia se nos ha dificultado mucho llevar adelante este compromiso. Muchas veces debimos suspender entrevistas ya agendadas. Si bien algunas las resolvimos con entrevistas a distancia, muchos esperaron la presencialidad. Pero a veces retomábamos las entrevistas presenciales agendadas, y, nuevamente, teníamos que cortar. Ahora estamos retomando, reagendando entrevistas. Lo importantes es escuchar a la gente. Cuando digo vecinos y vecinas, no me refiero solo a adultos. Nosotros recibimos a jóvenes, recibimos a niños y niñas. Escuchamos a todos. Recibimos notas escritas, planteos.
Muchas veces, es rápido encontrar soluciones a los planteos. Pero hay veces que tenemos que decir que no, y lo importante es argumentar y hacernos entender, explicando las dificultades que a veces impiden resolver todo. Pero lo más importante acá es reconocer que, en mi caso personal, es todo nuevo, hay que ir aprendiendo. Yo tengo clarísimo que el gobierno municipal es para toda la Ciudad de la Costa. No importa el color político de donde vengan las demandas. Estamos en este rol por decisión de una mayoría y de forma democrática, pero debemos estar para todos.
En relación a la gestión, sí pensamos que realizamos algunos cambios. Trabajamos en equipo. Yo confío plenamente en el trabajo de las comisiones. Como ustedes saben, en el municipio hay cuatro comisiones: la social, la productiva, la territorial y la institucional. Cada una tiene su presidente o presidenta y también vice, y, además, es integrada por otros concejales. Todos trabajan mucho, a veces no se ve, pero corresponde que yo lo diga, porque yo sí lo veo. Afirmo, aclaro y explico acerca del trabajo de los funcionarios y funcionarias. El equipo de funcionarios es ex-ce- len-te. Sin este equipo, habría un montón de cosas que no se lograrían.
Y la última pregunta, ¿cómo soñás la Ciudad de la Costa?
Sueño con que sea una ciudad disfrutable, digna de disfrutar. Que cumplamos con todos los objetivos, con los deseos de toda la gente. Que logremos seguir avanzando con mejoras y cambios que ya vienen de gestiones anteriores. Hemos avanzado mucho. Es una ciudad muy grande, con mucha población, con mucho territorio y es una cosa que hay que tener en cuenta. Yo sueño con que toda la gente tenga una vida saludable, este es uno de los propósitos de nuestro Municipio. Y cuando decimos saludable, nos referimos a todos los aspectos de la vida, para que podamos realmente disfrutar de ella. Creo que todas las personas que habitamos en la ciudad lo merecemos. Y también las que están de paso. Las que vienen puntualmente a visitar a un familiar, en verano, o simplemente de paso, todos tenemos los mismos derechos. Para ello estamos trabajando. Solo pedimos que no nos dejen solos. Muchas gracias a Traversal.uy