¿Primera en qué lista? ¿Hay una lista? ¿Quiere decir «primera en la fila de mujeres del país»? Con una especie de título nobiliario se presenta la actual esposa del presidente. Titulo otorgado por ella misma, ya que en Uruguay, por suerte, no existe. Digo por suerte, pero en realidad es un tema ideológico. Y con esto no quiero entrar en la discusión de si todo es o no ideología. Personalmente creo que sí, pero no hace a la cuestión. Lo que sí hace a la cuestión es el análisis de por qué se autoreferencia con ese título. Y ahí sí entran a jugar concepciones de la realidad teñidas del mismo conservadurismo que representa el gobierno presidido por su esposo.

Acá lo que se juega son las relaciones de poder. Si hay primera dama, hay una lista por debajo que la secunda. Hay una tensión de poder en una relación asimétrica. Pero el análisis es aún más profundo. Porque es más ante sus congéneres, pero es compañía hacia su esposo, en esta relación claramente asimétrica que generan al obtener un título en función de otro, ya que si no hay presidente, no hay primera dama.

Y por último, esta relación sometida ante la figura del hombre que preside y de poder hacia el resto que queda por debajo no es más que la demostración de una concepción oligárquica y machista que promueven desde los discursos más banales. La mujer compañía, bonita, callada, que hace caridad. Sumisa, pura, representante de un sector privilegiado al cual se accede por meritocracia ligada al grupo sanguíneo o a la sociedad anónima de las empresas familiares. Porque es eso lo que representa.

Ante todas estas señales es importante identificar cuáles son las luchas ideológicas a construir. Sinceramente, no me quita el sueño el rol que cumpla quien se autoconvoca y se abroga un título inexistente. Pero lo que sí me preocupa es que es necesario combatir estos discursos que tienen importantes raíces conservadoras y patriarcales para poder dar las luchas ideológicas y lograr un cambio social sincero.

Lo personal es político.